Esta la historia que se me ocurrió contar con solo 6 palabras, y es la historia de unos de mis miedos que nunca pude superar.

Cuando la gente suele preguntarme a qué le tengo miedo, casi nunca puedo responder porque me parece que no le tengo miedo realmente a nada. Pero hay un miedo silencioso que siempre olvido hasta que me sirven un plato de tallarines.

Hace mas o menos unos 10 años atrás, un domingo, vinieron unos tíos y mis primos a comer en casa. Estábamos todos comiendo tallarines tranquilamente hasta que mi prima empezó a toser y toser, y se puso a patalear, y a agitar sus brazos, se puso toda colorada y después de un rato todos entramos en pánico. Mi tía fue la que reaccionó, le metió unos dedos en su boca y le quitó un pedazo de fideo tallarín.

Tiempo después me pasó lo mismo a mí. Me atraganté con un tallarín y lo primero que se me vino a la mente fue esa escena de mi prima asfixiándose. Por suerte mi tos hizo que ese maldito pedazo de fideo continúe su paso y que yo continué vivo, aunque probablemente tampoco me iba a morir. Pero igual desde ese día pienso que puedo morir atragantado por un tallarín, y nunca más volví a comer tallarines enrollándolos por el tenedor como cualquier persona normal hace. Ahora lo primero que hago es convertirlos en algo parecido al arroz antes de llevármelos a la boca. Al principio todos me preguntaban porqué hacía eso, ahora ya todos están acostumbrados a verme cortar los tallarines en pequeños trozos para poder comer.

Leí que existe un miedo irracional a atragantarse con alimentos sólidos y líquidos que se llama 'fagofobia', pero después de leer mucho sobre el tema llegué a la conclusión que por suerte ese no es mi caso porque no tengo ese temor con ninguno otro tipo de alimento, mi miedo está dirigido exclusivamente a los fideos tallarines, aunque no por eso dejo de comerlos, ni pienso dejar de hacerlo.

Antes me pasaba lo mismo con las pastillas, me era absolutamente imposible tragar un pastilla por más pequeña que sea. Primero porque al principio me costaba mucho, y segundo porque también me atraganté en los primeros intentos y terminaba escupiendo todo con gran decepción. Pero eso no duró mucho y hace muchos años que superé ese miedo, y ahora puedo tragar pastillas y cápsulas gigantes sin esfuerzo, ni miedo.

Este disparador forma parte del proyecto de escritura 30 días de escribirme del blog de escritura de Aniko Villalba. El proyecto consiste en escribir todos los días usando 1 disparador creativo por día durante un mes. 

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