1. No me había dado cuenta de que el gato con cola de mapache otra vez se está acercando lentamente al plato de comida de Harry. Si le pilla como siempre se va a hacer el distraído, se va a levantar y va a mirar fijamente hacia cualquier otro lado y va a empezar a caminar como si nada pasa. El gato va a hacer un giro rápido de cabeza y le va mirar fijo, mientras mueve sus patas preparándose para huir a toda velocidad. Harry le va a seguir, el michi va a escalar la muralla cual spidercat y va a desaparecer hacia el otro lado mientras Harry se va a quedar media hora ladrándole a la pared y aturdiéndonos a todos.

El gato me mira y se sigue acercando, no me tiene miedo. Seguro que se recuerda todas las veces que le invité un pedazo de pan o de cualquier cosa a mano para que se acerque y luego le acariciaba, y luego le hacia una sesión fotográfica express. Seguro que también se acuerda cada vez que hacía un ruído fuerte para avisarle de que Harry estaba preparándose para la caza. Este gato tiene buena memoria, no es tímido y se deja acariciar y quitar fotos por un extraño. Así me gustan los gatos. Ahora no voy a hacer nada para ayudar a que escape a tiempo, porque parece que no va a ser necesario, Harry está acostado a mis pies y no muestra rastros de ser consciente de nada.

2. En el piso de mi pieza hay dos flores de la planta de Santa Rita de mi abuela. No me había fijado hasta que miré el piso en busca de algo. Tienen un color rosado oscuro, que posiblemente tenga otro nombre pero no sé, digamos que son fucsias. Una está en la esquina de una de las baldosas, y la otra en la esquina de la baldosa de al lado. Que raros son los diseños de estas baldosas. No habían otras más normales?

3. Me había olvidado del papel que pegué por mi puerta. Una hoja pegada con cinta que dice: "Próxima feria de libros de la Cafebrería: Domingo 17/ENE". Falta poco.

4. Hace días que mi libro Retrato en Sepia está sobre mi escritorio. Ahora bajo una caja de té verde. Ahora me doy cuenta que en estos pocos días juntó una considerable capa de polvo en su portada. No quiero continuar porque no quiero terminar de leerlo, me gusta demasiado, y no me quiero despedir de todos esos personajes que conozco desde La Casa de los Espíritus y La Hija de la Fortuna. Y por ahora tampoco quiero volver a leer ninguno porque no me va a dar el tiempo para leer todo lo que quiero leer.

5. Mi pared tiene marcas de mosquitos y bichos aplastados. Necesita pintura urgente.

6. El ventilador de pie hace un constante zumbido que uno llega a no escucharlo por la costumbre. Hasta que quiere volver a oírlo. Como ahora.

7. El piso no está frío ni caliente, el acondicionador de aire no está prendido, y ahora la puerta está cerrada. Señal de que hay buen clima. Hace calor como siempre en esta época, pero hoy calor-soportable.

8. Mi taza está al borde de la mesa, otra vez. Tengo esa mala costumbre de ponerla siempre ahí, pero es que mi minúsculo escritorio tampoco da para mucho con una notebook de 15 pulgadas, cargadores, cámara, celular, libros, bolígrafos, cuadernos y hasta parlantes que están de adorno porque al final siempre prefiero usar mis auriculares. Yo sé que mientras nadie me diga que la taza se está por caer no le va a pasar nada.

9. Olor a lavanda. Fátima está repasando la pieza de mi mamá. Siempre me gustó ese olor. Me parece uno de los mejores olores existentes. Es como que entra por mi nariz y me llena el cerebro de paz.

10. Un pedazo de bolsa sale desde uno de los cajones de arriba de mi ropero. No sé que será. Voy a ir a ver...

Este disparador forma parte del proyecto de escritura 30 días de escribirme del blog de escritura de Aniko Villalba. El proyecto consiste en escribir todos los días usando 1 disparador creativo por día durante un mes. 


Mirá todos mis escritos sobre este proyecto acá, y las instrucciones de cada disparador acá.